El envejecimiento lleva asociado una serie de cambios en el cuerpo humano. Estas alteraciones también se ven reflejadas en el sistema visual, donde la opacidad del cristalino —catarata—, incluso en sus estadíos más incipientes —facoesclerosis— origina cambios en la función visual, que habitualmente cursan con un incremento del deslumbramiento originado por la dispersión de la luz. Todo ello repercute en dificultades para realizar algunas de las tareas de la vida diaria, como conducir, una de las actividades más desarrolladas en el día a día y que permite que las personas sean independientes y sigan en contacto con la sociedad. Está descrito que la movilidad y la oportunidad de salir del hogar se asocian con la longevidad, el bienestar, y además influye en una sensación de empoderamiento. La movilidad es un requisito fundamental para que las personas mayores mantengan una buena calidad de vida. Sin embargo, esta tarea se vuelve más exigente bajo condiciones adversas, como durante la noche, donde el sistema visual se encuentra más comprometido.
La conclusión principal de la presente tesis doctoral es que la capacidad de anticipación visual durante la conducción nocturna se ve considerablemente reducida en sujetos con facoesclerosis, especialmente cuando existen objetos de visión con bajo contraste. Además, dicha reducción puede detectarse al evaluar la función visual en el ámbito clínico en condiciones lumínicas similares a las de la conducción nocturna con la introducción de una fuente deslumbrante en la prueba.
